jueves, 2 de enero de 2014

THE RUDY VAN GELDER EDITION/REMASTERS: CUANDO EL MÚSICO NO ES LA ESTRELLA

Igual estoy exagerando, pero coincidiréis conmigo en que es muy poco habitual que un técnico de sonido tenga su propia serie en el catálogo de una discográfica, sea cual sea. Pues Rudy Van Gelder las tiene en dos: desde 1998, Blue Note primero y Concord después, recurrieron a sus experimentadísimos oidos para remasterizar una selección muy generosa de discos de jazz clásico (al menos la mayoría) Los primeros la denominaron "The Rudy Van Gelder Edition", mientras que Concord, a través del subsello Prestige, lo llaman "Rudy Van Gelder Remasters". De ahí el título del presente artículo.

En Japón, Hitoshi Namekata, de EMI-Toshiba, había estado supervisando algunas reediciones, y tuvo la idea de llamar a Van Gelder para crear su propia serie. A Rudy le encantó el reto, ya que, como confesaria después, ciertas masterizaciones de sus trabajos no estaban a la altura. La idea de partida era que ofrecieran unos contenidos extra respecto a ediciones anteriores, y que el sonido fuera revisado y, a priori, mejorado. En la mayoría de los casos la remezcla no era posible, ya que estaban grabados directamente a cinta, en dos pistas, así que el asunto se limita a la remasterización. Al principio se comenzó con lo más selecto del catálogo de Blue Note, para ir añadiendo después grabaciones más oscuras. Y aunque mayoritariamente estamos hablando de discos compactos, también han aparecido tiradas en vinilo. Para ser justos hay que reconocer que la iniciativa ha sido de Blue Note. Los de Concord básicamente copiaron la idea, ofreciendo una calidad sonora similar, pero un envoltorio gráficamente menos cuidado.

Selección de discos reeditados por Blue Note. Nótese el magnífico trabajo gráfico de sus portadas

Y hay de todo, incluso algunas rarezas como discos que no fueron grabados por Van Gelder, actuaciones en directo en clubes, sonido monoaural, pseudo-estéreo, alguna recopilación, grabaciones en otros estudios... Y aviso: hay que tener en cuenta que RVG rondaba ya los 75 años de edad cuando aceptó este faraónico reto, por lo que no ha estado de más la "ayuda" del muy reputado productor Michael Cuscuna y sus oidos más frescos. En Prestige ha sido asistido por Bob Porter y Nick Phillips.

No es fácil saber con total exactitud cuantos títulos se han remasterizado a día de hoy, especialmente porque el grueso son de Blue Note, que de forma misteriosa retiró el listado de su página web hace tiempo. Sí podemos afirmar que superan ampliamente los 200 títulos, lo que sumado a los 60 de Prestige suponen un catálogo ciertamente respetable.

Aciertos y errores de estas reediciones

 - Muchos de los discos son clásicos de músicos muy consagrados, que vale, ya estaban reeditados en cd, y además recientemente. Pero hay otros muchos que pertenecen a artistas desconocidos, algunos de ellos incluso grabaron sólo un disco. Sin estas ediciones, sería realmente difícil conseguirlos. Y debo decir que algunos son sorprendentemente buenos (Leo Parker o Johnny Coles, por ejemplo)

- Los de Blue Note se lo han currado bastante: Respetando las portadas originales, las notas interiores de la época acompañadas de una revisión actual (de Bob Blumenthal) y fotos nunca vistas, incluyendo tomas alternativas de algunas piezas y hasta temas inéditos... todo esto teniendo gran cuidado en partir de las cintas originales siempre que ha sido posible y transfiriéndolas a 24 bits. En ese aspecto el resultado final supera a las ediciones estándar en cd anteriormente publicadas por Blue Note. En Prestige la presentación es muy parecida, quizás un pelin más simple.

- El precio. Bien, no vamos a negar que, para el audiófilo jazzero comprador compulsivo el precio también es importante. Recuerdo que cuando salieron los primeros títulos, allá por 1999, convivían en las tiendas con la "Connoisseur series" también de Blue Note, esta con un coste bastante superior (el doble y hasta el triple) En las RVG series el precio, aunque muy variable, siempre ha sido ciertamente popular y atractivo.

Un anuncio de Blue Note para el mercado japonés con los primeros títulos lanzados
Y entonces, ¿cual es el problema?

Los detractores de este tipo de reediciones argumentan que en realidad se trata de maniobras de mercadotecnia que nada tienen que ver con la música, que aportan más bien poco y que el objetivo es exclusivamente seguir explotando hasta el infinito grabaciones que todos hemos comprado ya. Visto así, pues vale, si tienes en tu colección un montón de estos títulos, debe ser un fastidio que de repente aparezcan todos a la venta con una pinta mucho mejor (a mí me ha pasado) Así que protesta denegada, este argumento no es serio, la industria discográfica se mueve por dinero, sino no existiría. Y estas ediciones son estupendas para quién no tiene todavía los discos.

La segunda desventaja sí que tiene más miga. Resulta que en los últimos ¿10-15 años?, estamos asistiendo a una cosa nefasta llamada "la guerra del volumen". Consiste en que los productores, año tras año, han ido subiendo el volumen medio de los discos, de forma que da la sensación (falsa) de que los grabados a más volumen suenan mejor. Todo esto ha llegado a unos niveles que ya es imposible subir más el volumen sin recurrir a la compresión y por lo tanto a la alteración del contenido grabado. Esta alteración se da precisamente durante el proceso de remasterización, que es lo que Van Gelder ha estado haciendo desde 1999.

Él se encontró en medio de esta guerra, y hay que reconocer que algunos de los títulos están excesivamente comprimidos, y por lo tanto lo que aportan respecto a ediciones anteriores no es precisamente positivo. Aquí una interesantísima comparativa que lo demuestra. Además en ocasiones la ecualización peca de un claro exceso de agudos. Vale, esto es cierto, de hecho los aficionados españoles disponemos como referencia de una estupenda colección editada en los 90 por Timelife/Hispavox (la de color azul, fabricada por Toshiba) en la que no se puede más que halagar el fantástico trabajo de remasterización de Ron MacMaster y otros. Algunos títulos proceden de Toshiba y el mercado japonés y suenan realmente bién (sí, con menos volumen, pero a nivel audiófilo eso no supone un problema)

En fin, sin extenderme más sí diré que se puede encontrar un poco de todo. Excelentes remasterizaciones que superan al original, y también otras más irregulares en las que se podría haber puesto más esmero. Uno de los objetivos de este blog es distinguirlas, separar el grano de la paja. Sea como sea, las remasterizaciones realizadas por Van Gelder forman ya parte de la historia del jazz, y aunque tienen sus detractores, también tiene muchos, muchísimos seguidores. Y yo soy uno de ellos, claro.

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