Sonido: 8.5
Portada: 9
Favorita: b"Blue lace"
Grabado en Van Gelder Studio, Englewood Cliffs, New Jersey el 12 y 18 de Febrero y 27 de Mayo de 1961.
(BST 84156) 39:13 (Estéreo)
Productor: Alfred Lion
Portada: Reid Miles
Fotografía: Francis Wolff
Remasterizado por Ron McMaster en 1998
Art Blakey: Batería / Lee Morgan: Trompeta / Wayne shorter: Saxo tenor / Bobby Timmons: Piano / Jimmy Merrit: Bajo
En Estados Unidos, hasta 1961, los negros no podían viajar en los mismos autobuses que los blancos. Y cuando se levantó la prohibición, algunos estados del sur seguían negándose a acatarla. Así que surgieron movimientos de activistas de color que subían en grupo a estos autobuses y recorrían largas distancias en ellos sólo para reivindicar un derecho conquistado y vencer a las presiones racistas. Esos movimientos eran los "Freedom Rider". Cuando Blakey grabó este disco muchos de esos autobuses estaban siendo atacados y quemados, por lo que pensó que sería un buen título para llamar la atención sobre el asunto.
Art Blakey fue un decidido defensor de los derechos de la comunidad negra, inventor junto a otros dos o tres colegas del movimiento hard bop, músico de infinitos recursos y padre de la batería moderna. Firmó tropecientos discos y colaboró en tropecientos mil, además de liderar los Jazz Messengers.
El estilo de Art Blakey es puro músculo. Impulsivo y virtuoso a partes iguales. Creativo y clásico según momentos. Y si en los Jazz Messengers la batería se exprime al máximo, se exige lo mismo a cada instrumento. Siempre fueron una especie de "dream team" del hard bop, el equipo invencible que inventó y catapultó el subgénero más elegante del jazz.
Aunque las remasterizaciones de Van Gelder abarcan casi 300 títulos, son muchos los discos que, a pesar de su calidad, van a tener que quedarse fuera de la colección. Este es uno de ellos. La edición comentada es la convencional de Blue Note de 1998, y no está nada mal. Sólo se echa en falta un librito un poco más completo.
Blakey comienza el set con "Tell it like it is" un ejercicio marcadamente swing, donde va dando consignas a viva voz, y los chicos se turnan cual jam session (los chicos son Lee Morgan y Wayner Shorter, autor de la pieza. Nivel) "The freedom rider" es una macarrada. Un solo de batería de más de siete minutos, estructurado como si el resto de componentes estuvieran tocando también. A mí no me hace mucha gracia, pero sirve para comprobar lo bien que Van Gelder grababa las baterías. "El toro" es una maravilla con esos timbales saltarines a ratos, un recurso habitual que Blakey tomó prestado del jazz latino. Los siguientes cuatro cortes los firma Lee Morgan, y dan una idea de la capacidad compositiva del aquí jovencísimo trompetista (22 años) "Pretty larceny", y más aún "Blue Lace" aportan los mejores minutos del disco. La edición en LP hubiera acabado aquí, pero en la rodaja digital se incluyen tres bonus, entre los que destaca la bonita balada "Pisces".
Me encanta la portada de "Freedom rider". Perfecto el tratamiento y alineación de la tipografía, el viraje a amarillo y la combinación con el fucsia. La fotografía es ultraexpresiva, con un Art concentrado en plena faena. Y ya decía yo que me sonaba, porque un par de años después Reid Miles perfeccionaría la fórmula en "Una más" de Kenny Dorham. Notable alto.
Ambiente de club
Rudy Van Gelder tenía ciertas dificultades para controlar las ansias aporreadoras de los baterías más impetuosos. Elvin Jones y Art Blakey eran los más desenfrenados. Pero este no es el caso. La batería suena de cine, yo diría que incluso notablemente mejor que el resto de instrumentos. La mezcla está muy equilibrada, y no hay casi imperfecciones ni distorsiones. La sensación de banda en directo es incluso mayor que en otras sesiones, con esas voces del jefe dirigiendo el asunto, con ese ambiente de club. Excelente el trabajo de remasterización de Ron McMaster, responsable indirecto de que este CD suene así de bien.
Ambiente de club
Rudy Van Gelder tenía ciertas dificultades para controlar las ansias aporreadoras de los baterías más impetuosos. Elvin Jones y Art Blakey eran los más desenfrenados. Pero este no es el caso. La batería suena de cine, yo diría que incluso notablemente mejor que el resto de instrumentos. La mezcla está muy equilibrada, y no hay casi imperfecciones ni distorsiones. La sensación de banda en directo es incluso mayor que en otras sesiones, con esas voces del jefe dirigiendo el asunto, con ese ambiente de club. Excelente el trabajo de remasterización de Ron McMaster, responsable indirecto de que este CD suene así de bien.
(Todas las audiciones de Viva Van Gelder se realizan a partir del CD original)
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