viernes, 7 de marzo de 2014

DONALD BYRD: FUEGO (1960) The Rudy Van Gelder Edition

 Música:  8.5   
 Sonido:  9     
 Portada: 8     

 Favorita:  b"Amen"

Grabado en Van Gelder Studio, Englewood Cliffs, Nueva Jersey el 4 de Octubre de 1959

Discográfica: Blue Note 
(BST 84026) 40:59 (Estéreo)
Productor: Alfred Lion
Portada: Reid Miles
Fotografía: Francis Wolff

Remasterizado por Rudy Van Gelder en 2005




Donald Byrd: Trompeta  Jackie McLean: Saxo alto  /  Duke Pearson: Piano  /  Doug Watkins: Bajo  /  Lex Humphries: Batería 

La gente normal hace lo que puede. Donald Byrd hacía lo que le daba la gana. En realidad es, o debería ser, un requisito para ejercer de músico. Por eso su evolución la dividen los críticos en varias etapas con transiciones convulsas. Hoy nos situaremos más o menos en medio, cuando, después de emigrar desde Detroit, actuar de residente en el Bohemia de NYC, ser el sucesor natural de Clifford Brown, y conseguir un contrato con Blue Note, graba este tercer disco de achicharrante título. Los ecos ya lejanos del bebop se estaban apagando, y el hard bop comenzaba a calentar de verdad.

En "Fuego", todas las piezas se las acredita Byrd. Al pincharlo la sensación de familiaridad es extraña, un dejavú que enseguida relacionaremos con arreglos que están tomados de aquí y de allá. Buena jugada. Lo segundo a destacar es el saxo incendiario del gran Jackie McLean, que se sale directamente por el canal derecho del estéreo. Y es anecdótico, aunque no lo detalle en los créditos, que Donald Byrd utiliza aquí una trompetilla conocida como "píccolo", especie de instrumento de viaje mucho más pequeño de lo normal. Pero no asustarse por la extravagancia, que suena razonablemente normal.

El inicio de "Fuego" con "Fuego" es absolutamente épico. No sé, me imagino murallas ardiendo y en ese plan. Post bop con un estribillo bonito y poderoso. "Bup a loup" comienza de puntillas (en staccato) pero a todo trapo, con un McLean desenfrenado y con ganas de guerra. "Funky mama" es la balada que no podía faltar, en clave de blues y con una base deliciosamente rítmica. Invita a tomarse un güiscazo, la verdad. "Low life" evoca inmediatamente a Sonny Rollins, con una apertura muy resultona seguida de una batería de solos en los que McLean vuelve a brillar especialmente. "Lament" es el corte más atmosférico de todos, con un trabajo muy destacable de Pearson a las teclas. "Fuego" termina como una oración, con "Amen", un góspel poco ortodoxo, muy festivo y armónicamente arriesgado. Una especie de homenaje de Don a su padre predicador. Y ojo porque en discos posteriores perfeccionará esta fórmula con sorprendentes resultados.

La parte gráfica, o como gustan decir los modermos, artwork, es clásica y equilibrada, con un duotono que no podía ser de otro color diferente al rojo. Donald aparece retratado por Francis Wolff, reflexivo y tranquilo mientras el Van Gelder studio se tiñe de color fuego. Sus ojos apuntan hacia la tipografía. Una portada bonita y sencilla. Menos es mas.

El sonido podría merendarse a muchas grabaciones realizadas hoy en día en cualquier estudio escandinavo. Impresiona desde el primer segundo. Transparente, nítido, potente... impropio de 1959. Para mi gusto algo predominante la batería, sobre todo en "Lament", aunque a ratos los timbales, a ratos la caja (en "Amen" por ejemplo) se escuchan escandalosamente bien. Los metales los encuentro menos secos que de costumbre. Es curioso el mito de los micros Neumann U-47 que se supone que Van Gelder escondía por aquella época, porque en este CD aparecen hasta en tres fotografías diferentes de generoso tamaño. Arrodillémonos ante su mágico rendimiento. Amén.

(Todas las audiciones de Viva Van Gelder se realizan a partir del CD original) 

No hay comentarios:

Publicar un comentario