sábado, 1 de febrero de 2014

BALADA TRISTE DE TROMPETA: EL EXTRAÑO CASO DE LEE MORGAN

Helen More caminaba a buen paso por Houston Street. Tan de madrugada apenas se veía un alma por la calle, y el frío viento de Manhattan le estaba helando la cara. No había sido una buena semana, en absoluto. Pero quería a Lee con locura y de alguna manera tenía que demostrárselo. Sería una sorpresa, pero debía llegar al Slug´s Saloon antes de que terminara el show. Así que apresuró el paso, giró por la 3ª Este y se encaró con el portero del club, que le dejó pasar sin rechistar. El East Village estaba infestado de clubes donde los músicos de jazz y los camellos se confundían por las noches. Y el Slug´s no era el local más distinguido de Nueva York, pero pagaban puntualmente. Lee le contó que en cierta ocasión le habían presentado allí a un pintor llamado Salvador Dalí.

Lee Morgan en la sesión de su disco Sonic Boom (Englewood Cliffs, 14 de Abril de 1967Fotografía: Francis Wolff

Comenzó a bajar los escalones, y la trompeta del hombre de su vida se sentía cada vez más cercana. Estaban tocando "Totem Pole", una de las favoritas de Lee. Muchas noches cerraban así, con esos diez minutos hipnóticos y extenuantes para los músicos. Helen vió a Lee sobre el escenario, al fondo de la pequeña sala. No estaba llena, pero se adivinaba a bastante gente entre el humo y los efluvios del bourbon. Avanzó junto a las mesas para alcanzar la primera fila, quería ver la actuación más de cerca. Era el momento. Helen sacó el arma y disparó a su hombre en el pecho, un sólo tiro, casi a bocajarro. Lee Morgan moriría desangrado minutos más tarde. Tenía 33 años.

Edward Lee Morgan nació en Philadelphia en 1938. El primer instrumento que despertó su interés fue el vibráfono, pero alguien tuvo la feliz idea de regalarle una trompeta en su 13 cumpleaños. Recibió algunas clases del malogrado Clifford Brown, y debía hacerlo bastante bien, porque a los 18 ya estaba soplando en la orquesta de Dizzy Gillespie. Casi a la vez comienza su larga relación con el sello Blue Note (25 discos en total) estrenándose con "Indeed!", todavía con la mayoría de edad recién cumplida.

Del Blue Train de Coltrane a los Jazz Messengers

Lee Morgan con Coltrane en las sesiones de Blue Train (Hackensack, 15/09/1957) Fotografías: Francis Wolff 

A partir de aquí todo sucede muy rápido, porque la banda de Gillespie se disuelve (malos tiempos para mantener una big band con veintitantos músicos) y John Coltrane llama a Lee para grabar "Blue Train" en Hackensack. Y éste no desaprovecha la ocasión, marcándose en la pieza que abre el disco uno de los más memorables solos de trompeta de la historia del jazz. En 1957 ingresa en los Jazz Messengers de Art Blakey, el no va más de aquel entonces. Destacaremos su participación en el album "Moanin´" y en "The freedom rider". Las cosas van bien: toca mejor que nunca, sus composiciones son cada vez más rotundas, y es conocido y respetado en los círculos jazzeros de la gran manzana . Aunque sus discos no se venden como deberían, y además está el pequeño detalle de que se ha enganchado a la heroína (y hay quien dice que fue Blakey quién le inculcó el feo vicio)

Amsterdam, 1959. Con los Jazz Messengers de Art Blakey (Fotografía: Herbert Behrens / Anefo)

Sus problemas con las drogas le dejan fuera de los Messengers en 1961 (le sustituye Freddie Hubbard), y le devuelven por un tiempo a su Philadelphia natal, donde deambula por tugurios de segunda. No debió de gustarle mucho el ambiente ni la comida, porque, cuan ave Fénix, regresa en 1963 a Manhattan para liarla parda pardísima.

El disco número 13

El disco más vendido de Blue Note
Pues eso, que en 1963 graba su disco número 13, "The sidewinder", que está realmente bien. Morgan mezcla toda su sabiduría hardbopper con recursos latinos, algo de funky y mucho rollo groove. El disco se grabó el 21 de diciembre en el Van Gelder Studio, y tras la vuelta de las entrañables fiestas navideñas ya estaba en la calle. Y algo muy raro debió pasar porque el disco se convirtió en el más vendido de toda la historia de Blue Note (¡¡¡un millón de copias en total!!!) Ni Coltrane, ni Miles Davis, ni leches: el más vendido es éste. Hay una explicación: Su tema homónimo era un blues acelerado de 24 compases que reventó literalmente el Hot 100 de Billboard. Fue al ser incluido en un anuncio de Chrysler que se emitía en los descansos de los partidos de béisbol de las World series, con máxima audiencia asegurada. Se escuchaba a todas horas en todas partes. Y por cierto que la marca de automóviles no pagó royalties ni al músico ni al sello, por lo que se vió amablemente invitada a pasar por tribunales. Lo más gracioso es que Morgan declaró que "pensaba que The sidewinder era una canción de relleno". La pieza le encasillaría de por vida, quedando un poco en segundo plano su estratosférica calidad como músico. Y aunque intentó repetir la fórmula de éxito de tema sencillo, pegadizo y bailable, no lo consiguió. Eso sí, los discos seguían siendo tan buenos o mejores.

Además de sus propios trabajos, Morgan siempre destacó por añadir la pimienta en forma de solos a discos ajenos. Su trompeta siempre elevaba el caché del resultado final, y eso lo sabía mucha gente: Freddie Hubbard, Hank Mobley, Joe Henderson, Jackie McLean, Stanley Turrentine, Reuben Wilson..., la lista es enorme. A finales de los sesenta lidera también la militancia sindical en favor de los músicos de jazz de Nueva York,  buscando la mejora de sus exiguas condiciones de trabajo.

Lee Morgan tenía un estilo que no se parecía a ninguno de los trompetistas de entonces (bueno, quizás un poquillo a Clifford Brown, a quien dedicaría un disco completo, y  algo a Gillespie) Siempre con las justas extravagancias y dentro de los dictados del hard bop. Comenzó como profesional siendo apenas un adolescente, por lo que no tuvo más remedio que acostumbrarse a tan  bohemia vida.  Era un músico sin fisuras, con un demoledor soplido huracanado en las piezas rápidas y con solvencia en las lentas. Su técnica ensombrecería a cualquier trompetista que os venga a la cabeza (... sí, también era mejor que ese otro que estáis pensando)


Balada triste para una fría noche de febrero

Lee había conocido a Helen More más de diez años atrás. Le había dedicado una canción, "Helen´s ritual", incluida en su disco póstumo "¡Caramba!". Ella era una guapa provinciana 13 años mayor que él, madre precoz y viuda feliz de un tío con pasta. Había salvado a Morgan literalmente de la mendicidad, cuando la heroína le había obligado a depositar su trompeta en un Pawn shop. Y aunque no estaban legalmente casados, ellos a menudo se consideraban un matrimonio. Hasta que otra mujer se cruzó en sus vidas y Helen no pudo soportarlo. La madrugada del 19 de febrero de 1972, aquella bala del calibre 33 se llevó al probablemente mejor trompetista de la historia. Y con él a todo el movimiento hard bop, que langidecía desde tiempo atrás, y encontró aquí el toque de gracia definitivo. Lee Morgan había muerto. Los mejores años del jazz habían terminado.

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